viernes, 28 de enero de 2011

Pseudo aforismos

-Pretender ser objetivo es un objetivo muy subjetivo.

- Querer a alguien es muy distinto que enojarse con alguien al no tenerlo.

- No es la vida lo que apesta, sino los quejosos que la llevan en sus adentros como quien portara una enfermedad crónica.

- Los chismosos son como las moscas: se alimentan de pestilencias ajenas y las transportan dondequiera que vayan, volviéndose una pestilencia en sí. Es por ello que sus zumbidos nos resultan tan aborrecibles.

- Los soberbios son como mariposas: revolotean jactándose de sus alas iridiscentes, cuando la mayor parte de su vida han sido gusanos. Pero su vuelo es efímero y su caer inminente.

- Las palabras pueden ser un arma hermosa, pero si la más bella de las retóricas sustenta un contenido hipócrita, es como usar un arma sin balas.

- Los vicios nos vuelven esclavos, al igual que los afectos.

- Ser humano terriblemente defectuoso: aquel que no tiene defectos.

- Por cada mentira piadosa, existen cinco piedades mentirosas.

- Transitar la vida es como subirse a una montaña rusa: a veces es adrenalina, y otras es vómito.

- Toda verdad absoluta es relativa a los sentidos humanos.

- Vivir con odio es darle más importancia a quien se odia que a sí mismo, es focalizar nuestra existencia en el daño que podemos causar en otro. En el proceso, nos pudrimos por dentro y nos olvidamos de cultivar virtudes. Es muy probable, por ello, que acabemos siendo un híbrido de todos nuestros enemigos.

- La máscara del moralista es el disfraz más surrealista que se haya creado jamás.

- Hemos dejado de ser pensantes en el preciso momento en que dejamos de mamar cultura y comenzamos a hacer culto a las mamas.

- El verdadero amigo no es quien nos dice dulcemente lo que queremos oír, sino aquel que nos dice sin rodeos lo que necesitamos escuchar.

- Toda persona extremadamente condescendiente esconde siempre un potencial aliado al enemigo.

- Se suele amar mucho a la patria, pero poco al mundo. La inercia de las placas tectónicas y la locación azarosa de cuerpos no debería ser tan sobrestimada. Se compite, se mata y se muere por la patria, como si fuese un ente con vida propia digno de sacrificios humanos. Lo mismo ha sucedido por siglos con dios.

- Quien discute sin ánimos constructivos, está perdiendo tiempo, cordura y buenas costumbres.

- Percibimos y evocamos al mundo y a las personas a través de nuestros órganos y tejidos perecederos, mas nuestras percepciones pueden plasmarse y transmitirse entre generaciones y volverse, de ese modo, atemporales. Es entonces cuando hablamos de vida eterna.